Desde el pasado 03 de enero y hasta el día 11 del mismo mes, un entusiasta grupo de misioneros conformado por exalumnos, alumnos y funcionarios, iniciaron la aventura de misionar y compartir la vida en Litueche, en la parroquia Nuestra Señora del Pilar.
Ayer cansados, con sueño pero con el corazón rebosante de alegría regresaron y fueron recibidos con un jugo, galletas y las puertas de nuestra capilla abierta para agradecer la experiencia vivida, las personas y caminos que debieron conocer, que les permitió no solo llevar a Jesús cercano sino además crecer espiritualmente. Sobre el altar dejaron recuerdos de los habitantes de Litueche y las esperanzas de mantener el vínculo con ellos.
Agradecemos también el compromiso de Ignacia San Martín y José Tomás, quienes guiaron al grupo en estos últimos 3 años con la convicción de que el servicio de la mano de Dios es la misión que nunca termina. A ellos les deseamos que sigan caminando junto a Jesús y que la misión permanezca en sus vidas.
Entre las experiencias compartidas, destaca un pueblo llamado Caserío de Talca, donde la mayor parte de la población es adulto mayor. Sus muestras de cariño y la alegría ante la presencia de los misioneros, llevó a solicitar su presencia de manera más continua, imponiéndonos el deber de buscar formas para estar más presente, indicándonos con ello que los misioneros somos muy necesarios en el servicio a la comunidad.
Agrademos a los coordinadores (ex alumnos) por su destacada participación al mando de misiones por estos años y damos bienvenida a Florencia Reyes con el nuevo equipo quienes están preparados para asumir este nuevo desafío de animarnos en los años venideros.